martes, 28 de enero de 2014

Las 7 reglas de PARACELSO. Una vida practica.

¿Quién fue Paracelso?  

Fue conocido porque se creía que había logrado la transmutación del plomo en oro mediante procedimientos alquimistas y por haberle dado al zinc su nombre, llamándolo zincum.
Se trata de una de las figuras más contradictorias e interesantes de la historia de la medicina. Su incesante búsqueda de lo nuevo y su oposición a la tradición y los remedios heredados de tiempos antiguos le postulan como un médico moderno, adelantado a sus contemporáneos.

1º Lo primero es mejorar la salud. Para  ello  hay  que  respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando  bien  los  pulmones,  al  aire  libre  o  asomado a una ventana. Beber diariamente  en  pequeños  sorbos,  dos  litros   de  agua, comer muchas frutas, masticar  los  alimentos  del  modo más perfecto posible, evitar el  alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un  tratamiento.  Bañarte  diariamente,  es  un  habito  que  debes  a tu propia dignidad. 

2º Desterrar absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.
Huir  como  de  la  peste  de  toda  ocasión  de tratar a personas maldicientes, viciosas,  ruines,  murmuradoras,  indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores  por  natural  bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman  la  base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de  importancia  decisiva:  se  trata  de cambiar la espiritual contextura de tu alma.  Es  el  único  medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe. 

3º Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna   persona.   Debes   cuidar   tus   propias  energías  y  huir  de  todo sentimentalismo. 

4º Hay que olvidar toda ofensa, mas aún: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu  alma  es  un  templo  que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así  de  pronto,  tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca. 

5º Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto  fortifica  enérgicamente  el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con  las  buenas  influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos  a  veces  luminosas  ideas,  susceptibles  de  cambiar  toda  una existencia.  Con  el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente  por  una  voz  interior  que  te  guiara  en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia.

6º Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia. 

7º Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día de mañana. 
Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. 
Jamás te creas solo ni débil, porque  hay  detrás  de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. 
Si elevas  tu  espíritu  no  habrá  mal que pueda tocarte. 
El único enemigo a quien debes  temer  es  a  ti  mismo.  
El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas  de  todos  los  fracasos,  atraen las malas influencias y con ellas el desastre.  

Fuentes: http://www.arcangelrafael.com.ar/paracelso7reglas.html
                http://es.wikipedia.org/wiki/Paracelso

lunes, 27 de enero de 2014

Mito sobre la fundación de Roma

Cuando Troya esta por caer, Eneas (img. derecha) huye con la espada de la ciudad que contenía los Dioses. Así, éste llega a la zona de Lazio donde reinaba el rey Latino. Eneas contrae matrimonio con la hija del rey, y de esa relación nació Ascanio, quien fundaría a orillas del río Tiber, la ciudad de Alba Longa.

Luego de una sucesión de reyes se llega a Procax, quien tuvo dos hijos: Numitor y Amulio. Por edad, el trono le correspondería a Numitor, pero su hermano, celoso, decidió destronarlo y para evitar futuros problemas envió a la hija de Numitor, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la Diosa Vesta, porque de manera se mantendría en castidad. 
No fue hasta que el  Dios de la guerra, Marte, dejara embarazada a Rea Silvia, y el fruto fue el nacimiento de dos gemelos, Rómulo y Remo. 
Amulio, al enterarse del hecho, inmediatamente mandó a matar a estos niños para evitar un futuro destrono; la madre de los niños, para protegerlos, los puso en una canasta y los dejó llevar por la corriente del río Tiber. Marte, su padre, hizo que llegaran a las orillas de la desembocadura del río y donde fueron rescatadas por una loba, quien los amamanto en el Monte Palatino, hasta que fueron encontrados por un pastor, quien los crió. 

Siendo adultos, el pastor les dijo a los gemelos quienes eran realmente, y estos decidieron recuperar el trono para su abuelo Numitor.
Numitor, en agradecimiento, permitió que Rómulo y Remo fundaran su propia ciudad. Los gemelos, decidieron que sea en el Monte Palatino. Por designio de los dioses, fue elegido Rómulo para fundar la ciudad y mientras hacia el acto sacramental para la fundación, su hermano Remo, desafió su autoridad saltando los muros sagrados de la futura Roma; por esto, fue que Rómulo dio muerte a su hermano.

Se dice que esto sucedió un 24 de Abril del 754 a. C. El nombre de Roma se debe a su fundador, pero también se cree que este no es el nombre real, sino que hay otro, que por supuesto no se conoce.